Ruanda
Se cumplen diez años del segundo genocidio más grave del siglo XX. Ruanda. Un genocidio más entre tantos, pero este con unas cifras devastadoras, casi un millón de muertos en matanzas sistemáticas organizadas desde el gobierno.
Hay cosas que me resultan muy difíciles de asimilar, y es cómo una parte tan grande de la población se dispuso a ese baño de sangre matando a sus vecinos con machetes tan sólo por el hecho de que eran de una etnia diferente, o de su misma etnia pero casados con tutsis. Muchos de los asesinos fueron muchachos de catorce o quince años, que si bien, no tienen la responsabilidad de un adulto, sí conocen ya a esa edad la diferencia entre la vida y la muerte, entre matar y hacer daño, y no hacerlo.
La responsabilidad internacional, de la ONU, Francia, Bélgica, y la complicidad de algunos religiosos también está ahí, pero aunque los asesinos hayan sido "manipulados" por el poder para llevar a cabo esa masacre, también podían haberse negado. Recuerdo que en la segunda guerra mundial, en los asesinatos indiscriminados de judíos, había soldados alemanes que se negaban a disparar, mientras que otros se ofrecían voluntarios a asesinar, de una forma humillante, el mayor número posible. Y eso da un poco de miedo. El hecho de que haya tanta gente dispuesta a ajusticiar con alguna excusa que les suene bien.
Todas estas tragedias lejanas, se hablan en lenguas tan exóticas que parece que no son reales, porque siempre está de por medio la voz del intérprete, que aleja, pone una distancia emocional considerable. Pero cuando las escuchas en un idioma común, cuando te llegan las palabras directamente en francés, cuando la persona que habla te lo está contando y te llega de su voz, en directo, y lo entiendes, en directo, sin intérprete, no hay distancia que valga. Ahí las palabras toman todo su valor testimonial, el valor de un genocidio tan espantoso, que no aciertas del todo a imaginar, aunque lo vislumbras en sombras, sin atreverte a pensarlo mucho. Sí, las palabras transmiten mucho, por fortuna.
Y son tan parecidos a nosotros, expresan sus sentimientos de una forma tan similar, que te preguntas si esto no puede llegar a ocurrir aquí otra vez. Ya ocurrió por aquí arriba. Mis vecinos sobrevivieron en los años cuarenta a los nazis.
Hay cosas que me resultan muy difíciles de asimilar, y es cómo una parte tan grande de la población se dispuso a ese baño de sangre matando a sus vecinos con machetes tan sólo por el hecho de que eran de una etnia diferente, o de su misma etnia pero casados con tutsis. Muchos de los asesinos fueron muchachos de catorce o quince años, que si bien, no tienen la responsabilidad de un adulto, sí conocen ya a esa edad la diferencia entre la vida y la muerte, entre matar y hacer daño, y no hacerlo.
La responsabilidad internacional, de la ONU, Francia, Bélgica, y la complicidad de algunos religiosos también está ahí, pero aunque los asesinos hayan sido "manipulados" por el poder para llevar a cabo esa masacre, también podían haberse negado. Recuerdo que en la segunda guerra mundial, en los asesinatos indiscriminados de judíos, había soldados alemanes que se negaban a disparar, mientras que otros se ofrecían voluntarios a asesinar, de una forma humillante, el mayor número posible. Y eso da un poco de miedo. El hecho de que haya tanta gente dispuesta a ajusticiar con alguna excusa que les suene bien.
Todas estas tragedias lejanas, se hablan en lenguas tan exóticas que parece que no son reales, porque siempre está de por medio la voz del intérprete, que aleja, pone una distancia emocional considerable. Pero cuando las escuchas en un idioma común, cuando te llegan las palabras directamente en francés, cuando la persona que habla te lo está contando y te llega de su voz, en directo, y lo entiendes, en directo, sin intérprete, no hay distancia que valga. Ahí las palabras toman todo su valor testimonial, el valor de un genocidio tan espantoso, que no aciertas del todo a imaginar, aunque lo vislumbras en sombras, sin atreverte a pensarlo mucho. Sí, las palabras transmiten mucho, por fortuna.
Y son tan parecidos a nosotros, expresan sus sentimientos de una forma tan similar, que te preguntas si esto no puede llegar a ocurrir aquí otra vez. Ya ocurrió por aquí arriba. Mis vecinos sobrevivieron en los años cuarenta a los nazis.
8 comentarios
Fri -
Chico valiente. Jajajaja
parapo -
parapo -
Kéfir superlativo -
Fri -
Vaya, Alsen, te has aprendido de memoria el temario ( buen chico). Sí, el colonialismo es una de las claves de lo que ocurre en toda esa zona. Y aquí sacaron mucha tajada de las riquezas africanas. hay muchas casa aquí ( por poner un ejemplo) con parquet de caoba y muebles de ébano, traídos de las épocas de las colonias. Gran parte de la riqueza de este país se debe a la explotación que hicieron en África. Aunque también es cierto que muchos dirigentes africanos fueron cómplices.
¿No decías que no te gustaban los blogs, Alsen?
Alsen Bert -
Este es el asco del primer mundo, que estuvieron 50 años chupando y necesitarán el doble para establecer allí una sociedad "saneada"
En fin, me pongo de mala uva cuando estudias estos temas y ves, que aún en 2004, sufrimos las consecuencias de hace cien.
Ah, me presento, soy Alsen Bert y encantado de estar por aquí.
Esstupenda -
parapo -
lo de escucharlo en viva voz es cierto. siempre recuerdo una conferencia a la que asistí, un antiguo partisano italiano que vivio 8 meses en el campo de concentración de manhausen. brutal.