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grullas

Ahorro energético

Me gustan esos sistemas de ahorro energético que procura la moda, aunque por ahora, prefiero seguir siendo insolidaria (espero que Greenpeace me perdone). Me explico: hace un frío del carajo. Y esta mañana, en el tranvía, mientras yo me arrebujaba en mi abrigo de lana y movía los deditos de los pies en mis botas forradas en borreguito para que no se me congelasen, he visto entrar a una chica con tacones de aguja, pantalones de cintura baja y ombligo con piercing al aire. El caso es que la temperatura en la calle era de unos dos grados o así como mucho, por lo que no daba para muchas alegrías, pero ella parecía no notarlo. Y bueno, que me parece un sistema de calefacción bastante natural y ecológico, aprovechando los recursos hormonales humanos, que no son nada desdeñables.

El sistema en si es sencillo: a la vista del ombligo pierzado y el tanga, las hormonas masculinas se revelan, con lo que sube la sangre al cerebro aumentando inmediatamente la temperatura en todo el cuerpo y obteniendo así un sistema de calefacción absolutamente natural que no daña el medioambiente. Ese aumento de temperatura generalizado entre los usuarios masculinos también beneficia a los otros usuarios femeninos, porque caldean el ambiente. Y la persona solidaria en cuestión también ve sus buena acción ampliamente recompensada, porque aparte de beneficiarse de la subida de temperatura general, sabe que va muy fashion, a la hypermoda, y eso le sube la temperatura lo menos tres grados.

Los únicos días que he considerado el uso del velo como algo útil han sido los días de mucho biruji, en los que las veladas llevaban tapadas las orejitas y el cuello, con lo que se evitan un constipado (hasta me han dado envidia en alguna ocasión), pero eso de tener que achicharrarse en verano por lo de la decencia y otras utopías me parece una aberración. Eso de que los dioses (o el Dios o como se llame, que hay muchos y no me acuerdo de todos) obliguen a sus criaturas a que se achicharren para que sean decentes y eso (cuando sería mucho más facil suprimir las hormonas de un plumazo y así no hacerles sufrir con pensamientos pecaminosos) debe tener su razón en que se aburren mucho por allá arriba, con lo cual, ir al paraíso ese debe ser un coñazo. Aunque bueno, lo de verlas enveladas también da su satisfacción cuando vas de verano, con tus tirantes, escotes y sandalias y las ves con el veloncio ese de nylon, que debe hasta picar. Te entra un sudor frío de sólo pensarlo que sirve mejor que el aire acondicionado.

Nada, que son unas santas. De esta acabamos con el agujero en la capa de ozono.

5 comentarios

Fri -

Me alegro, Aber, tú si que eres ecologista de verdad.

Gourmand -

Abogo por ese sistema de "calor ecológico". Siempre he dicho que no hay nada como el calor humano para estar a gustito. Nada de calefacciones, humos, asmas, alergias y etcéteras. Ombligos, barriguitas, tangas y culitos. Y sólo con ponerlo a la vista, que ni siquiera es necesario el húmedo y pegajoso contacto físico.

(Aber)

Bambolia -

Era hoy, y cuando amanece es cuando más frío hace. Normalmente, a esas horas, en invierno, suele haber unos 10-11º, más o menos; quizás, hasta más.

Pero estos tres últimos días ha hecho bastante frío. Pasa poquísimas veces.

Fri -

Gracias, Bambi. La verdad es que no valoramos bien el capital fashion que tenemos. Bien usado, entre la pureza envelada para el verano y los tanguitas en invierno, acabamos con el efecto invernadero.

Yo, como ya he pasado bastante frío en la vida, aportaré mi parte fashion a partir de los diez grados de temperatura, que me lo he ganado por el biruji involuntario que pasé unos cuantos añitos.

Por cierto, que para estar al lado del mar y tan al sur, tenéis temperaturas bastante bajas por allí.

Bambolia -

Esta mañana, cuando venía a casa de pasear a Zas, me he cruzado con un grupo de estudiantes que iban camino del insti; serían alrededor de las 7.40, más o menos. Me he fijado en ellas porque iban con sus pantaloncitos ajustados, tipo chandal, la chaquetilla ajustada, del mismo material -vamos, un chándal, pero de los "revisados" para acomodarlos a la moda deportiva que sirve para todo menos para hacer deporte-, y una mísera bufanda, anudada al cuello. Cuatro iban de esta guisa, sin más chaquetón, plumas, o algún sobretodo. La mía: jersey de cuello alto; chaqueta de mezclilla y chaqueta de lana, hiper-mega-super-calentita, larga, casi por la rodilla; guantes y bufanda.

Mi reflexión posterior: que seguramente irían embutidas por dentro, tipo camiseta sobre camiseta y leotardos o medias gruesas debajo. Vamos, tipo cebolla.

Estábamos a 5 grados, más la pertinente humedad, que hace que el frío te llegue a las entrañas. Con lo que, al final he llegado a la conclusión de que todas las mujeres -la mayoría al menos-, cuando tenemos entre 14 y 20 años (dejando aparte a las esnobs, que esas tardan mucho más en darse cuenta de que pasar frío para lucir el tipo es una soberana majadería), carecemos de conocimiento.

Lástima que el calor que estas niñas desprendían se haya evaporado en la calle. Estoy por proponerle al director del Instituto que las contrate como fuentes acumulables de energía calorífica.

Una magnífica idea, Fri.