De odios y sombras
Me cuenta sus odios y como odia. Desea que se mueran sus compañeros de clase, aunque dice que no quiere que se caiga el avión porque hay otra gente, lo cual es todo un sentimiento de consideración. "Eso es que eres buena persona", le digo. Y me río.
Cuando aparece Madame J. (oliendo tan bien, tan bien vestida, tan encantadora en esa sonrisa suya de inteligencia y generosidad) yo siempre respiro hondo y digo: "Qué glamour y qué charme tiene esta mujer. Si yo fuera hombre...". Y él me dice que soy muy rara y que está empezando a pensar "mal" de mí. Y yo pienso que sería rara si el que me atrayese fuera él.
Y es que si me dan a elegir entre Madame J. y semejante especimen me quedo con la inteligente y seductora Madame J., que consigue hipnotizarme cuando habla de literatura francesa. No me importa eso de cambiar de tendencias, aunque no es el caso precisamente. Simplemente expreso, de broma, mi admiración por alguien que me reconcilia con la vida. Pero parece ser que todo lo que no se ajuste a un discurso convencional tiene la venia para ser interpretado de una forma estúpida.
Yo me río y le digo: "Tú eres un reprimido". Y él se repliega en su carcasa mínima de odios. Y le añado: "El día que empieces a tener confianza en tus capacidades, que las tienes, dejarás de odiar con esa intensidad".
Y es que en el fondo de sus ojillos, esos ojillos en los que se vislumbra una inteligencia considerable, hay odio. Y desea romper a los demás, hundirlos para destacar él, sin darse cuenta de que no necesita hundir a nadie, sino tan sólo ocuparse de él. Pierde odiando una cantidad de energía inmensa, que si la usara en su propio desarrollo le resultaría mucho más rentable. Yo se lo digo, claro. Aunque me temo que no sirve de nada decirlo, que no lo entiende.
Lo curioso es que a pesar de todas las cosas que le digo, se viene todo el rato detrás de mí, como un corderito, eso sí, viendo a ver si me pilla algún fallo o me equivoco en alguna declinación. Si esto sucede se suele poner muy contento. Yo le suelo decir que algún día descubrirá su vocación de Drag Queen, será feliz con las plataformas y dejará de joder a los demás. No le suele gustar mucho, pero ahí sigue, como mi sombra.
Ahora he empezado a usarlo como sujeta carpetas y abrigos. También le hago subir cuatro pisos de escaleras siguiéndome por todo el edificio mientras me meto con él. Todo tiene su utilidad en este mundo y él sirve para algo. Soy muy práctica y no es cuestión de desaprovechar las capacidades de mi sombra. Sé que me odiará, pero ya cuento con ello, debe producirle algún tipo de placer. Qué lo disfrute.
Cuando aparece Madame J. (oliendo tan bien, tan bien vestida, tan encantadora en esa sonrisa suya de inteligencia y generosidad) yo siempre respiro hondo y digo: "Qué glamour y qué charme tiene esta mujer. Si yo fuera hombre...". Y él me dice que soy muy rara y que está empezando a pensar "mal" de mí. Y yo pienso que sería rara si el que me atrayese fuera él.
Y es que si me dan a elegir entre Madame J. y semejante especimen me quedo con la inteligente y seductora Madame J., que consigue hipnotizarme cuando habla de literatura francesa. No me importa eso de cambiar de tendencias, aunque no es el caso precisamente. Simplemente expreso, de broma, mi admiración por alguien que me reconcilia con la vida. Pero parece ser que todo lo que no se ajuste a un discurso convencional tiene la venia para ser interpretado de una forma estúpida.
Yo me río y le digo: "Tú eres un reprimido". Y él se repliega en su carcasa mínima de odios. Y le añado: "El día que empieces a tener confianza en tus capacidades, que las tienes, dejarás de odiar con esa intensidad".
Y es que en el fondo de sus ojillos, esos ojillos en los que se vislumbra una inteligencia considerable, hay odio. Y desea romper a los demás, hundirlos para destacar él, sin darse cuenta de que no necesita hundir a nadie, sino tan sólo ocuparse de él. Pierde odiando una cantidad de energía inmensa, que si la usara en su propio desarrollo le resultaría mucho más rentable. Yo se lo digo, claro. Aunque me temo que no sirve de nada decirlo, que no lo entiende.
Lo curioso es que a pesar de todas las cosas que le digo, se viene todo el rato detrás de mí, como un corderito, eso sí, viendo a ver si me pilla algún fallo o me equivoco en alguna declinación. Si esto sucede se suele poner muy contento. Yo le suelo decir que algún día descubrirá su vocación de Drag Queen, será feliz con las plataformas y dejará de joder a los demás. No le suele gustar mucho, pero ahí sigue, como mi sombra.
Ahora he empezado a usarlo como sujeta carpetas y abrigos. También le hago subir cuatro pisos de escaleras siguiéndome por todo el edificio mientras me meto con él. Todo tiene su utilidad en este mundo y él sirve para algo. Soy muy práctica y no es cuestión de desaprovechar las capacidades de mi sombra. Sé que me odiará, pero ya cuento con ello, debe producirle algún tipo de placer. Qué lo disfrute.
17 comentarios
Fri -
Parapo, si el pollo leyera esto estaría contento porque así tendría una razón más para odiarme. Lo hago por su bien y su disfrute.
Kiri -
Parece jovencillo, por lo que cuentas, ¿no?
Parapo, si leyera esto pues no sé... Igual evolucionaba de pollo a gallo, con tal de no oírnos, :-P
parapo -
Fri -
Fri -
Fri -
Y creo que aún es virgen.
Un portento, el chaval, digo, el pollo.
Esstupenda -
Frívola, ¿tú no has oído hablar del coplejo de Edipo?
Bambolia -
Fri, ya que le vas a decir que es un pollo, adviértele del peligro que corre al cruzar por una carretera: los camiones no tienen consideración y los dejan tan planchaditos que ya se sirven en las carnicerías como filetitos de pechugas deshuesadas.
Fri -
Curiosamente, creo que es de la única de la que no habla con odio. También tiene su corazoncito, el pollo.
Esstupenda -
La primavera también llega al norte.
Fri -
Kiri -
Al contrario de lo que afirma parapo, yo pienso que hay personas que nunca, o muy raramente, serán lacayos-pollos. Irán solitos o irán acompañados, pero no irán de paje de Rey Mago.
Yo no puedo tener paje ni pollo porque soy una borde que te cagas. Bueno, no: seamos precisas (además de frívolas); no soy borde, soy bastante amable, pero no aguanto revoloteos a mi alrededor y la peña lo percibe, quieras que no. Soy poco paciente, vamos, y no digo nada pero se me nota.
Fri -
Me confundió con su mamá, la criatura.
Esstupenda -
Pero el odio es una pasión, como el amor, y el que no puede disfrutarlo se conformará con lo que pueda, en este caso el odio.
Empiezo a explicarme el éxito que en algunos lugares de Europa tienen los antros sadomaso.
Sci Lla -
parapo -
Kiri -