Romper la resistencia
En proxemia se dice que se rompe la resistencia de alguien de lado, no de frente. Un ejemplo es en los ejércitos, por ejemplo, cuando el oficial le grita al oido al subordinado algún insulto con el fin de dominarlo.
Y ayer pude comprobar que, de una forma instintiva, las cosas funcionan así. Yo quería hablar y hablé. Estábamos en clase y yo aporté mi opinión sobre algo. Es posible que mi opinión sea sólamente eso, una opinión, fundada o no, pero es mi opinión, y no creo que deba callarme. Pero se impone el silencio. Un silencio que me recuerda mucho a otros silencios, el silencio del miedo.
Un compañero que estaba sentado a mi lado y con el que hablo a menudo (le hago caso, algo que le hace mucha falta) me criticó al oído por haber hablado. Era una crítica del plan "hablas demasiado para llamar la atención". Yo me quedé un poco impresionada ante tanta sinceridad (la verdad, es de agradecer que tenga tanta confianza como para decirme algo así). Podía haber sido mucho más hipócrita y dedicarse a criticarme por la espalda, como es natural y deseable en toda sociedad civilizada, pero a veces le cuesta morderse la lengua. Luego se arrepintió, claro, porque supo que le traería problemas haberme dicho eso a mí, y me dijo "no he dicho nada". Yo sonreí.
Cuando terminó la clase lo pillé por banda porque no pensaba quedarme callada. Tenía que devolverle el regalito, sacar mi mala leche en ofrenda para que no se me agriara a mí, sino a él, por si quería hacer Kefir. Le dije con una sonrisa irónica "A ver, explícame eso que me has dicho antes". Él empezó a ponerse nervioso. Y yo seguí: "¿Es eso lo que os dedicáis a hacer en tu Facultad? ¿Os dedicáis a joderos los unos a los otros para que no hable nadie, para que nadie destaque? Me imagino que si alguien habla, destaca o dice algo le jodéis la vida poniéndolo perdido, diciendo que es un creído o un tal o un cual y vosotros mismos os cortáis las alas. Luego tenéis miedo de hablar por si os critican, si van a decir que sois raros por hablar, por tener opinión, y os vigiláis los unos a los otros para que nadie se salga de los límites de esa modestia impuesta"
El pobre lo pasó mal, claro, pero no me arrepiento. Era lo que tenía que pasar. Conozco bien esos terrorismos, esos acosos sutiles que no hacen sino conseguir que nadie aprenda nada, que no se evolucione no sea que "los demás" se enfaden porque alguien demuestre su capacidad frente a algo. Y así ocurre con los idiomas. Nadie se atreve a hablarlos no sea que se equivoquen y que los demás digan, o que digan... Y terminan la carrera sin tener ni puñetera idea de nada, con el mínimo, bajando el listón cada vez más para que los que no pueden llegar, aquellos que vigilan, estén contentos de ver que nadie les hace sombra.
Seamos creídos. Sí, ya sé que es malísimo y que los "vigilantes" nos tacharán de ser lo peorcito si demostramos tener alguna capacidad que ellos no tienen. Por eso lo digo.
Y ayer pude comprobar que, de una forma instintiva, las cosas funcionan así. Yo quería hablar y hablé. Estábamos en clase y yo aporté mi opinión sobre algo. Es posible que mi opinión sea sólamente eso, una opinión, fundada o no, pero es mi opinión, y no creo que deba callarme. Pero se impone el silencio. Un silencio que me recuerda mucho a otros silencios, el silencio del miedo.
Un compañero que estaba sentado a mi lado y con el que hablo a menudo (le hago caso, algo que le hace mucha falta) me criticó al oído por haber hablado. Era una crítica del plan "hablas demasiado para llamar la atención". Yo me quedé un poco impresionada ante tanta sinceridad (la verdad, es de agradecer que tenga tanta confianza como para decirme algo así). Podía haber sido mucho más hipócrita y dedicarse a criticarme por la espalda, como es natural y deseable en toda sociedad civilizada, pero a veces le cuesta morderse la lengua. Luego se arrepintió, claro, porque supo que le traería problemas haberme dicho eso a mí, y me dijo "no he dicho nada". Yo sonreí.
Cuando terminó la clase lo pillé por banda porque no pensaba quedarme callada. Tenía que devolverle el regalito, sacar mi mala leche en ofrenda para que no se me agriara a mí, sino a él, por si quería hacer Kefir. Le dije con una sonrisa irónica "A ver, explícame eso que me has dicho antes". Él empezó a ponerse nervioso. Y yo seguí: "¿Es eso lo que os dedicáis a hacer en tu Facultad? ¿Os dedicáis a joderos los unos a los otros para que no hable nadie, para que nadie destaque? Me imagino que si alguien habla, destaca o dice algo le jodéis la vida poniéndolo perdido, diciendo que es un creído o un tal o un cual y vosotros mismos os cortáis las alas. Luego tenéis miedo de hablar por si os critican, si van a decir que sois raros por hablar, por tener opinión, y os vigiláis los unos a los otros para que nadie se salga de los límites de esa modestia impuesta"
El pobre lo pasó mal, claro, pero no me arrepiento. Era lo que tenía que pasar. Conozco bien esos terrorismos, esos acosos sutiles que no hacen sino conseguir que nadie aprenda nada, que no se evolucione no sea que "los demás" se enfaden porque alguien demuestre su capacidad frente a algo. Y así ocurre con los idiomas. Nadie se atreve a hablarlos no sea que se equivoquen y que los demás digan, o que digan... Y terminan la carrera sin tener ni puñetera idea de nada, con el mínimo, bajando el listón cada vez más para que los que no pueden llegar, aquellos que vigilan, estén contentos de ver que nadie les hace sombra.
Seamos creídos. Sí, ya sé que es malísimo y que los "vigilantes" nos tacharán de ser lo peorcito si demostramos tener alguna capacidad que ellos no tienen. Por eso lo digo.
12 comentarios
Anónimo -
Aber, yo este conformismo ya lo vi mucho en mi primera carrera. También había gente que quería hacer cosas, pero la mayoría era vigilante. Gente que aprovechó bien poco la oportunidad de aprender algo y abrir la mente, pero que ahí están con su título (que tampoco sirve para mucho, la verdad). A algunos, viajar al extranjero les sirvió, pero a otros ni eso. Les escurría todo. Y tuvimos profesores muy buenos, de esos que dejan huella. (también otros que dejaron huella por lo contrario)
Y en fin, de idiomas... Mejor me callo.
Fri -
Aber -
Por otro lado está ese conformismo del que habla fri. Y me parece todavía una actitud más nefasta que la primera. Si nadie participa, el profesor se queda solo como supuesto gestor del conocimiento, y eso también es malo, puesto sólo se conoce bien lo que uno experimenta por sí mismo. Es por ello que la participación en el aula es tan importante. Como estudiante y como profe siempre me han gustado las clases movidas, en las que todos participan, hablan y discuten. Y mucho más si se trata de clases de idiomas, ¡por Dios!
Aber -
Aber -
Zahorí -
Kiri -
Hace tiempo que procuro decir lo que pienso. Guardando consideración a los sentimientos de los demás, por supuesto. Y exigiendo que la guarden a los míos también.
¿Qué es eso de quedarse calladito por miedo a desentonar, a las críticas?
A la mierda con eso.
Es una manipulación como otra cualquiera.
Fri -
Y sí, cada uno vale para lo que vale. No todos somos iguales ni tenemos las mismas capacidades. Y no pasa nada. Pero a ciertas personas les da la impresión de que minando las capacidades de los otros no se notan tanto sus carencias en ése ámbito.
Fri -
Parapo, este vigilante(curiosamente es un Erasmus español), y otros que he conocido del mismo estilo, son personas que lo pasan mal con esta situación. Sí, porque a ellos les gustaría hablar pero no se atreven porque tienen metido el miedo ese en el cuerpo o creen que no tienen la suficiente capacidad. Si confiasen más en sus capacidades nos dejarían a los demás en paz.
Pero también hay otra gente muy agradable.
Bambolia -
Por tanto, cuando hables, procura no decir absolutamente nada. Un consejo, por supuesto.
Lo siento, hoy ando algo escéptica y desilusionada.
Me fastidia una enormidad el que se recrimine a alguien por el mero hecho de pensar. Y me fastidia, sobre todo, porque el problema no radica en el que se expresa sino en el que deja de hacerlo. Si uno es corto de entendederas o limitado, no es malo reconocerlo. Ni se es mejor ni peor. En lugar de hacer de pastor para llevar al redil a las ovejas descarriadas, debería-n detenerse a contemplar cuán hermoso y divertido puede resultar ver saltar una valla.
Y fíjate... luego viene la parte de la cobardía, de cuando una no es capaz de hacerle frente a ciertas situaciones, por miedo a opinar, por miedo a ofender, por miedo a perder...
No me entiendo ni yo. Un p*** concj. me ha fastidiado el día: la prepotencia me subleva. Lo siento, nuevamente.
parapo -
pd: "la resistencia de alguien de lado, no de frente". tomo nota. me han encargado romper bastantes resistencias.
dececeta -