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Fábula del pianista

Fábula del pianista Una vez le atizé una buena hostia a un pianista con un paraguas. Sí, es verídico. Por suerte no le afecté órganos vitales, pero lamentablemente, tampoco le sirvió de nada (a mí sí, es evidente mi sentido práctico). Y es una lástima que si te atizan una hostia dolorosa y fuerte con un paraguas no te sirva para nada ni aprendas de la situación. Lo que hizo el pianista en cuestión fue quejarse amargamente frente a personas que, supuestamente, me podían meter en vereda de que yo era una salvaje, pero no se paró a pensar el porqué de la hostia.

La enseñanza de toda esta maravillosa fábula de pianista, sonatas y paraguas, es que si te ves en la situación de tener que dar una buena hostia (lo de pianista es optativo, podéis elegir profesión a la carta), no pienses en el favor que le vas a hacer al otro ni la enseñanza que vaya a recibir a consecuencia del castigo -lo más probable es que no aprenda nada - sino en comprarte un buen paraguas, robusto y resistente, que te aguante la estocada. Que no estamos para andar comprando paraguas nuevos todos los días.

12 comentarios

Gru -

Jajajajaja

En fin, es una historia un poco complicada. Se me echó encima, literalmente, y eso que había gente por allí. No entendía de proxemia.

El pobre andaba empeñado en que yo era la persona que podía salvarlo de caer en la homosexualidad (si es que me ocurren cosas muy raras), pero el caso es que no hay salvación posible, si uno es gay lo es sin remisión, aunque a su mamá le dé un infarto. Al final, sucumbió a su verdadero yo y se echó un novio que parecía un oso (felizmente), aunque a mí quería reservarme el privilegio de ser su novia para tomar el té con su mamá.

Yo le tenía bastante asquito y nunca tuve nada que ver con él.

Aber -

:-P

Aber -

Hay tiendas de souvenirs urbanas que venden esos bastones rústicos. Son ergonómicos y altamente resistentes a los golpes en el cráneo. Por cierto ¿no sería que el pianista tenía "los dedos largos"?

Gru -

Claro, Aber, pero es que yo soy como muy urbana, aunque los instintos campestres siguen ahí a pesar del tiempo.

Merecer... En fin. Creo que sí, que lo merecía. Lo que ocurre es que se supone que con el merecimiento uno aprende algo, pero no es así.

Aber -

A mí lo que me molan son esos bastones rústicos que no se han pulido bien y que todavía conservan visibles los nudos de la madera. Una hostia de esas debe de ser definitiva, vamos. Merecer por merecer...

Gru -

Sí, es cierto que la mayoría de los asiduos a gimnasio suelen ser bastante pacíficos. En fin, Soil, que si no te quieres salpicar de sangre y eso, siempre puedes dar una buena hostia dialectica. A veces, duelen más las palabras.

Soil Takada -

Una buena hostia de esas me encantaría dar a cierto personaje , sin paraguas ni nada (una hostia a pelo) , pero soy demasiado civilizado para arriarle a nadie, (para que luego digan de los asiduos al gimnasio)prefiero dejarlo estar, que siga tocando el "piano" confio en que se quede sin teclas que pulsar.
Saludos Gru .

Gru -

Vaya, Parapo, creo que en ese caso necesitarás lo menos una sombrilla de playa. :P

Alsen, yo no soy peligrosa. Saber usar los paraguas convenientemente no es sinónimo de peligrosidad.

Alsen Bert -

Eres más peligrosa... ¡Joder!

parapo -

pues lamentablemente sí que obtuve una enseñanza, gru. mi hermano se pasa las horas tocando el bajo (no podría definirlo como música; es mas bien un murmullo molesto) y otra cosa no tendremos, pero paraguas sí que hay :)

Gru -

Espero que no hayas obtenido ninguna enseñanza de esta fábula, Parapo. Sólo así se podrá mantener vivo su espíritu de fábula maralizadora. :P

parapo -

correcto