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grullas

Vale, ahora ya eres madre. Empieza la competición a ver cúal es la más madre de todas.

No comas, no duermas, no pienses. Tu conversación se reducirá a pañales, cacas, pises, gorgoritos, eructos y babas. Recuerda que eres madre y una madre es eso y nada más que eso. La mujer es madre antes que mujer.

No me he comprado una faja. Recuerdo que, cuando era niña, muchas mujeres llevaban fajas de color beige, con ballenas y refuerzos, para sujetarse las lorzas. Y entonces a mí me parecía aquello lo más feo del mundo, y con el tiempo, conforme fui creciendo, seguí aborreciendo semejantes instrumentos antilujuria por lo que hoy por hoy soy incapaz de ponerme un cacharro espantoso de esos. Una lástima porque voy perdiendo puntos en la competición.

Y es que da la impresión (o la menos a mí me la ha dado por lo que he tenido ocasión de ver) de que una mujer, cuando ya es madre, pierde su capacidad de ser mujer en otros aspectos: la seducción, la sensualidad, la sexualidad, y se queda reducida a la relación gratificante y única que tiene con el bebé. Es como si todo el universo anterior se diluyera y no hubiera más que ese ser pequeño y dependiente por completo de una. Es cierto que no ocurre en todos los casos, pero sí hay cierta tendencia a considerarlo así y, de hecho, hay mucha idealización de las madres usando ese baremo.

Y yo me pregunto cómo se puede. ¿Cómo se puede ser otra persona de la noche a la mañana? ¿Cómo se puede dejar de pensar en lo que hs pensado durante más de treinta años y de repente pasar a pensar sólo en pañales, sillitas, cochecitos, pijamitas rosas y biberones? ¿Es que acaso se atrofia una parte del cerebro? Porque yo pienso en todas esas cosas, en los impulsos cursis que me dan para poner a mi niña hecha un pimpollito y en otras muchas más: se puede decir que he añadido a mi vida una prioridad absoluta, pero no que mi vida se reduzca exclusivamente a eso. Porque yo hace un año era una persona y ahora sigo siéndolo aunque cumpla gustosamente con mis obligaciones de vaca lechera.

¿Y la sensualidad? ¿Y el gusto por ser? ¿Por qué se pierden? Es posible, según observo, que haya una causa natural en ello al existir un "enamoramiento" del bebé con la dejadez consecutiva de todo aquello que no sea el bebé en sí. De hecho, al dar de mamar se experimenta placer sexual, lo cual posiblemente sea suficiente para muchas personas (aunque al existir un tabú a este respscto ni sisuqiera se lo plantearán, y mucho menos en público)y no haya una mayor necesidad de buscar por ahí otros entretenimientos de ese género. Pero no sólo es eso porque la vida, normalmente, no se reduce a una sola cosa sino que diferentes capas, como una cebolla se van complementando. Y la competición entre mujeres para demostrar que una es la "mejor madre" (como si eso se pudiera medir) porque durante siglos tan sólo en el papel de madre a la mujer se le ha reconocido una influencia y un prestigio es algo a tener muy en cuenta aún en la sociedad en la que vivimos, aparentemente más abierta.

La anulación de una mujer por los hijos. "Una madre lo entrega todo", la llegada a la santidad a través de la maternidad e incluso hacer de ella un misterio. Y después te das cuenta de queser madre és cansado y muy gratificante, pero no una cuestión de santidad. Te guía el instinto ( y esto es algo curiosísimo), un instinto muy poderoso que te hace actuar de una forma mecánica, como si supieras lo que tienes que hacer desde siempre. Y ese instinto te incita a proteger y cuidar a toda costa a tu bebé, pero no te pide que tú te anules, sobre todo porque para ocuparte del bebé tienes que estar fuerte y en forma.

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