Nocturno
No puedo dormir.
Esta mañana tuve que tomar un café muy ligero, y como ando totalmente descafeinada desde hace tiempo, me ha hecho más efecto del habitual.Y aquí estoy, despierta, a las dos y media, como en mi mejor época de noctámbula, tomándome una tila doble para ver si entro en sueños.
Y recuerdo cosas que se me venían a la mente hace un rato, cuando intentaba dormirme en la cama: Aquella chica de diecisiete años que conocí hace tanto tiempo en una mercería, por casualidad; su rostro de resignación ante la vida, que me llamó la atención por su mansedumbre... Meses después se casó embarazada de un chico que no le gustaba y con el que salía para dar celos a otro que la tenía loca perdida. Diecisiete años y casada, esperando un hijo de alguien a quien no quería... Resignación ante la vida. ¿Qué vida? Otra historia más de esas que dan pavor.
Yo también tenía entonces diecisiete años. Y era ambiciosa. Sabía que la vida no me iba a vencer, así, tan pronto, quizás con los años, como tambien es lógico. Veía caer, a mi alrededor, a chicas embarazadas como chinches. La Esmeralda, por ejemplo, orgullo de su madre porque, según ella, era la única chica decente de los alrededores, cuando, escuchando al cotilleo vecinal, era una adicta a los servicios de las discotecas y al asiento de atrás... La Anabel, que habiendo sido vapuleada por un padre alcohólico en la infancia, se dió a las drogas y se preñó de un pobre crío, vástago de una de estas familias de marginalidad y analfabetismo endógenos. Miseria originando más miseria.
Como es normal, tuve alguno que otro novio, pero me duraban poco. Como mucho un par de meses. Me aburrían mucho. No tenían conversación ni sueños. Pura hormona que eran los pobres, pero hormona aburrida, (las hay con gracia y eso). Y yo siempre he sido un tanto escrupulosa y no me he dejado sobar por hormonas aburridas. Además, no entendían que yo quisiera estudiar una carrera porque, para la vida que ellos imaginaban, eso no hacía falta. Y es que me imaginaban una vida que se parece más a un calvario que otra cosa. Así que, antes de la presentación a la familia política solía darme el yuyu y lo dejábamos "de mutuo acuerdo mío", claro, porque a ellos les sentaba mal por eso del orgullo herido y a mí me daba reparo dejarlos así: pero enseguida encontraban sustitución adecuada a sus necesidades y en unas semanas ya andaban hormoneando con otras más dispuestas y enamoradas y eso. Mi hermana me decía que yo era cruel. Sí, es posible, aunque si me hubiera dejado llevar por la inercia la vida sí que hubiera sido cruel conmigo.
A los diecisiete años, entonces, en el medio en el que yo me movía, una chica "sin novio" era una "solterona" en potencia, por lo que, la mayoría de ellas se agarraba al primero que pillaba, aunque no le gustara demasiado, por eso de que más vale pájaro en mano (no seáis mal pensados, es una metáfora sin mensaje subliminal) que ciento volando. Ellos se agarraban a las tetas, en un intento de volver a la lactancia perdida y soñada, y les solían valer todas, sobre todo si eran orondas y abundantes. En fin. Y yo con diecisiete años y "solterona".
A los dieciocho ya había salido de allí para siempre, para no volver. Ambición, lo llamaban. Supervivencia, lo llamo yo.
¿Por qué a los diecisiete años ya han consumido su vida? Eso sí es cruel.
Esta mañana tuve que tomar un café muy ligero, y como ando totalmente descafeinada desde hace tiempo, me ha hecho más efecto del habitual.Y aquí estoy, despierta, a las dos y media, como en mi mejor época de noctámbula, tomándome una tila doble para ver si entro en sueños.
Y recuerdo cosas que se me venían a la mente hace un rato, cuando intentaba dormirme en la cama: Aquella chica de diecisiete años que conocí hace tanto tiempo en una mercería, por casualidad; su rostro de resignación ante la vida, que me llamó la atención por su mansedumbre... Meses después se casó embarazada de un chico que no le gustaba y con el que salía para dar celos a otro que la tenía loca perdida. Diecisiete años y casada, esperando un hijo de alguien a quien no quería... Resignación ante la vida. ¿Qué vida? Otra historia más de esas que dan pavor.
Yo también tenía entonces diecisiete años. Y era ambiciosa. Sabía que la vida no me iba a vencer, así, tan pronto, quizás con los años, como tambien es lógico. Veía caer, a mi alrededor, a chicas embarazadas como chinches. La Esmeralda, por ejemplo, orgullo de su madre porque, según ella, era la única chica decente de los alrededores, cuando, escuchando al cotilleo vecinal, era una adicta a los servicios de las discotecas y al asiento de atrás... La Anabel, que habiendo sido vapuleada por un padre alcohólico en la infancia, se dió a las drogas y se preñó de un pobre crío, vástago de una de estas familias de marginalidad y analfabetismo endógenos. Miseria originando más miseria.
Como es normal, tuve alguno que otro novio, pero me duraban poco. Como mucho un par de meses. Me aburrían mucho. No tenían conversación ni sueños. Pura hormona que eran los pobres, pero hormona aburrida, (las hay con gracia y eso). Y yo siempre he sido un tanto escrupulosa y no me he dejado sobar por hormonas aburridas. Además, no entendían que yo quisiera estudiar una carrera porque, para la vida que ellos imaginaban, eso no hacía falta. Y es que me imaginaban una vida que se parece más a un calvario que otra cosa. Así que, antes de la presentación a la familia política solía darme el yuyu y lo dejábamos "de mutuo acuerdo mío", claro, porque a ellos les sentaba mal por eso del orgullo herido y a mí me daba reparo dejarlos así: pero enseguida encontraban sustitución adecuada a sus necesidades y en unas semanas ya andaban hormoneando con otras más dispuestas y enamoradas y eso. Mi hermana me decía que yo era cruel. Sí, es posible, aunque si me hubiera dejado llevar por la inercia la vida sí que hubiera sido cruel conmigo.
A los diecisiete años, entonces, en el medio en el que yo me movía, una chica "sin novio" era una "solterona" en potencia, por lo que, la mayoría de ellas se agarraba al primero que pillaba, aunque no le gustara demasiado, por eso de que más vale pájaro en mano (no seáis mal pensados, es una metáfora sin mensaje subliminal) que ciento volando. Ellos se agarraban a las tetas, en un intento de volver a la lactancia perdida y soñada, y les solían valer todas, sobre todo si eran orondas y abundantes. En fin. Y yo con diecisiete años y "solterona".
A los dieciocho ya había salido de allí para siempre, para no volver. Ambición, lo llamaban. Supervivencia, lo llamo yo.
¿Por qué a los diecisiete años ya han consumido su vida? Eso sí es cruel.
40 comentarios
Ann -
Gru -
Al final he optado por ensalada de tomate y pepino con albahaca. Sin lechuga, claro está. Gracias por el consejo "no afrodisíaco", Kiri. ;-)
Kiri -
Dicho sea sin ánimo afrodisiaco. :-P
Gru -
Seguro que podría sacar un debate filosófico de esto, porque para mí es un problema existencial (me puedo quedar sin comer como siga así) esta duda acuciante.
Gru -
El problema es que el medio desea que te pudras con él, no que salgas, y hace lo posible por impedirlo. En muchos casos es así, aunque, afortunadamente, en todos los medios hay gente que quiere salir y lo consigue.
Recuerdo el caso de un peruano que salió de un barrio marginal de Lima y me decía que todos sus amigos de infancia estaban ya muertos o en la cárcel a causa de la droga o ajustes de cuentas. Él salió de allí, pero le costó mucho. Es una persona un tanto controvertida porque no tiene muchos escrúpulos (más bien pocos) y quizás por eso no se quedó en la chacra, aunque también tiene buenos sentimientos con respecto a su familia (se trajo a sus padres y hermanos a Europa) y a sus hijos (adoptivos, la mayoría). Me llama poderosamente la atención su instinto de supervivencia, que le hace ser un depredador con todos aquellos que no son de su clan. Aprendí muchas cosas hablando con él, no tanto por lo que me decía sino por lo que reflexioné acerca de su historia, un tanto rocambolesca.
Luis Muiño -
Trabajando con ambientes chungos he tenido a veces la impresión de que uno sólo podía hacer dos cosas: ser un desadaptado y luego escapar...o ser uno más y pudrirse como el resto. La elección es chunga.
Tú lo has contado muy bien. Sé que no hablas de un ambiente tan cañero como aquellos en los que estoy pensando (guerras, marginación,...), pero el sentimiento psicológico debe ser parecido. Me ha gustado cómo lo cuentas.
Gru -
Ericillo -
Kiri -
Gru -
Es que iba dirigido a ti, por eso me equivoqué y me olvidé de poner mi nombre.
Bueno, me voy de viaje por unos días a la Loire. Cuando vuelva espero que la bitácora siga existiendo aún y no haya hecho más cosas raras. Sed malos, pero no me hackeéis la bitácora, o bueno, si la hackeáis decidme al menos como la puedo recomponer, que no tengo ni idea.
Besos
Kiri -
Gru -
Kiri -
Buenas noches. Qué descanses.
Gru -
Kiri -
Será que me caigo de sueño.
Buenas noches.
Gru -
Kiri -
Aber -
Gru -
He intentado solucionarlo, e incluso he cambiado el tamaño, el color, y el tipo de letra por si las gónadas se sentían irritadas ante la configuración que había puesto, pero nada, que no se soluciona. ¡Estoy hasta las gónadas!
Sttrujuasky -
Saludos desde el Gulag
Kiri -
Las últimas que yo me he encontrado cara a cara(o chic to chic,como desees) estaban aparcadas en un polígono industrial de Valdemoro.
Así que ya ves tú.
Gru -
¿Se reúnen las gónadas para desovar en las playas de Florida?
Gru -
¿Tienen alitas?
Gru -
Bueno, Aber, te acepto lo de "rarita" como animal acuático, pero puntualizo un poco sobre el contexto en el que yo vivía. Yo no pertenecía a ese mundo que he descrito: estaba fuera pero me rozaba. Claro, que los chicos disponibles (en esa edad te fijas más en si es "mono" que en lo que compartas con él) sí pertencía a ese medio, así como mucha otra gente que yo conocía (mis compañeros de instituto, por ejemplo). Lo de rarita es familiar. Mi familia era totalmente atípica y estaba absolutamente fuera de contexto ahí. Por lo tanto, no tiene mérito el intentar (como hacen otras personas) salir del medio o del barrio enfrentándose a todo. En mi familia lo normal era estudiar y me crié rodeada de libros, sin televisión.
El caso de un amigo mío, que sí proviene de ese medio y estudió una carrera sin ningún apoyo por parte de su familia tiene mucho mérito. Yo siempre tuve apoyo para estudiar. Mis quejas familiares van por otro lado, mucho más difícil.
Kiri -
Y es peligroso con tanta gónada suelta, ji ji.
Kiri -
:-P
Aber -
Kiri -
Aber -
Aber -
No me extraña que buscaras esa "supervivencia". Casi todos nos conformamos con poco y no vemos más allá de los límites marcados por nuestro barrio. Supongo que la educación tiene mucho que ver en ello. Por eso no concibo que la "cultura" sea siempre visto como algo inútil pero bonito. Creo que sirve para algo más, para sobrevivir y ver más allá del barrio y de todo aquello que se da por sentado, sin que haya pasado por el tamiz de un análisis crítico. Hay que saber concederse oportunidades y no frenar en seco a los diecisiete años.
Interesante la entrada, Gru. Merci!
Kiri -
Pues esto de los embarazos de adolescentes es una realidad bastante cotidiana y bastante intragable, la verdad.
La cuestión es que parece haber resistencia al uso del condón y que practican la marcha atrás, pero mal, ya que, en sus primeras relaciones, es difícil que un chico controle al cien por cien la eyaculación.
Asi que los adolescentes deberían usar condón siempre.
No lo hacen y así está la cosa.
Aber -
Soil Takada -
Saludos.
Gru -
Gru -
Lo de los medios marginales en los que trabajas (trabajo duro, Sttru)me parece ya mucho más difícil de erradicar. Aquí también hay mucha marginalidad y por muchos esfuerzos sociales que se hayan hecho durante años (aquí el sistema social funciona bastante bien) sigue habiendo los mismos problemas. Creo que mejoran, pero de una forma muy muy lenta.
Paco -
Sttrukuasky -
Saludos desde el gulag
Gru -
Gru -
Pero era lo socialmente aceptado y lo que "estaba bien".
En fin.
Pues andaremos barruntando algo, ;-). Yo no paraba de dar vueltas en la cama y me levanté. Me dormí a las cuatro. Hoy he vuelto a tomar descafeinado.
Kiri -
El tío paco con las rebajas está llegando ahora. Así hay tantísimas parejas que se separan.
Luego escribo más, que me tengo que ir a adiestrar al de Albacete.
Yo también me dormí anoche a las tantas. Señor, Señor, qué barruntaremos...