Agradecimiento
¿Cómo lo han sabido? Gracias, gracias... Mil gracias por lanzar al mercado las compresas con sabor a plátano y radio incorporada. Era uno de mis mayores deseos desde mi más tierna infancia. Siempre lo esperé y por fin hoy -día que marcaré en el calendario como mi segundo nacimiento- la Gran Multinacional ha atendido a mis ruegos.
Todavía me quedan otros deseos por cumplir no menos importantes para mi desarrollo personal: biberones que se comuniquen vía satélite con civilizaciones extraterrestes, pañales reversibles con conexión a internet, yogures con afeitadora eléctrica incluída, calcetines comestibles con efecto laxante, bolígrafos sopinstant con sabor a brócoli, sillas biodegradables con microondas... Tantos, tantos deseos. Y sobre todo, lo que me gusta lo más de lo más es que con cada pack de dos productos de estos que pienso adquirir - en cuanto la Gran Multinacional escuche por telepatía mis pensamientos - me van a regalar una Tortuga Ninja teledirigible que se hace pis en los enchufes provocando cortocircuitos y tres tupperwares con la ropa interior usada de los concursantes de la última edición del Gran Hermano.
Porque ¿realmente queremos compresas que sean compresas? No, claro que no, las deseamos con radio y sabor a plátano. Y es una suerte que los creativos sean tan originales que nos las ofrezcan. Evidentemente, es falso eso que dicen de que la oferta crea la demanda (una de las leyes básicas, dicen los no entendidos). Nosotros, los consumidores, tenemos el poder. No es que nos traguemos lo que haya y lo que nos echen, sino que pedimos y nos lo ofrecen. Por ejemplo: yo pedí un esterilizador de biberones que se estropeara a las tres semanas por eso de entretenerme un poco yendo a la tienda a exigir la garantía. Y como no me daban otro nuevo, sino que tardan tres semanas en repararlo, me he tenido que comprar otro, esta vez de los esterilizadores para microondas, los cuales explotan de vez en cuando y se rajan enteritos, más que nada, para dar alegría y jolgorio a estas vidas burguesas tan aburridas que llevamos.
También pedí que me cambiaran artículos de consumo que me gustaban y funcionaban bien por otros - mucho más modernos, con efectos supersónicos de estos y que no me gustan- sólo para sufrir un poco y saciar así mi vena masoquista. Y por supuesto, pido que me regalen tupperwares variados y muñequitos idiotas varios por eso de llenar la casa de porquerías, que tanto espacio libre me molesta.
Gracias, Gran Multinacional, (reverencia) por cumplir a rajatabla mis órdenes y el más mínimo de mis deseos. Soy una consumidora modelo, de estos que tenemos el poder y eso, y me tragaré todo lo que me eches afirmando hasta la saciedad que me es indispensable y fui yo quien lo pidió así.
Todavía me quedan otros deseos por cumplir no menos importantes para mi desarrollo personal: biberones que se comuniquen vía satélite con civilizaciones extraterrestes, pañales reversibles con conexión a internet, yogures con afeitadora eléctrica incluída, calcetines comestibles con efecto laxante, bolígrafos sopinstant con sabor a brócoli, sillas biodegradables con microondas... Tantos, tantos deseos. Y sobre todo, lo que me gusta lo más de lo más es que con cada pack de dos productos de estos que pienso adquirir - en cuanto la Gran Multinacional escuche por telepatía mis pensamientos - me van a regalar una Tortuga Ninja teledirigible que se hace pis en los enchufes provocando cortocircuitos y tres tupperwares con la ropa interior usada de los concursantes de la última edición del Gran Hermano.
Porque ¿realmente queremos compresas que sean compresas? No, claro que no, las deseamos con radio y sabor a plátano. Y es una suerte que los creativos sean tan originales que nos las ofrezcan. Evidentemente, es falso eso que dicen de que la oferta crea la demanda (una de las leyes básicas, dicen los no entendidos). Nosotros, los consumidores, tenemos el poder. No es que nos traguemos lo que haya y lo que nos echen, sino que pedimos y nos lo ofrecen. Por ejemplo: yo pedí un esterilizador de biberones que se estropeara a las tres semanas por eso de entretenerme un poco yendo a la tienda a exigir la garantía. Y como no me daban otro nuevo, sino que tardan tres semanas en repararlo, me he tenido que comprar otro, esta vez de los esterilizadores para microondas, los cuales explotan de vez en cuando y se rajan enteritos, más que nada, para dar alegría y jolgorio a estas vidas burguesas tan aburridas que llevamos.
También pedí que me cambiaran artículos de consumo que me gustaban y funcionaban bien por otros - mucho más modernos, con efectos supersónicos de estos y que no me gustan- sólo para sufrir un poco y saciar así mi vena masoquista. Y por supuesto, pido que me regalen tupperwares variados y muñequitos idiotas varios por eso de llenar la casa de porquerías, que tanto espacio libre me molesta.
Gracias, Gran Multinacional, (reverencia) por cumplir a rajatabla mis órdenes y el más mínimo de mis deseos. Soy una consumidora modelo, de estos que tenemos el poder y eso, y me tragaré todo lo que me eches afirmando hasta la saciedad que me es indispensable y fui yo quien lo pidió así.
14 comentarios
Qhrlhy -
Qhrlhy
Gru -
bErNaR -
Gru -
bErNaR -
El tacto es lo de menos, siempre que uses guantes esterilizados, galvanizados y asépticos.
Gru -
Algunos ginecólogos sí avisan sobre el asunto, aunque es cierto que deberían dar más información. De todas formas, el virus del papiloma es más fácil que esté en un vibrador que en un tampax y nadie dice nada en contra de los vibradores. (No es que esté yo en contra, claro, pero lo pongo como ejemplo)
Con la ropa y utensilios para bebé se pasan mucho, sí, sobre todo con la ropa "bebé repollo", y arruinan a las abuelas. En mi caso, como no le compro cosas repolludas sino ropa cómoda, no me sale tan caro carísimo.
Yo siempre te pincho, Bernardette, aunque no con mucho tacto, la verdad.
Oui, mon chou, el comentario viene tan al caso que has puesto el mismo enlace que el primero de Argentinita.
bErNaR -
Y cómo no, la he añadido a las webs de mi photoblogeado blog, valga la redundancia.
Maese Avestruz, ¿viene al caso mi comentario no?
Un saludo.
Miranda -
Y que lo dejas puesto, sólo ello, consigo, y que aspira el polvo (ese que flota con los rayos del sol) y no tienes que limpiar unavez limpio...una cosa salvaje. Pero no echa vapor, no...
Y lo de los tampax...no sólo te puedes morir de septicemia, sino que te puede entrar el viruse ese que produce cancer de útero y algunas salvajadas más.
Y no dicen ni pío, y lo ponen para leerlo con lupa.
Y de paso los ginecólogos tampoco avisan enérgicamente sobre el asunto.
GRRRRRRRRRRRRRRRR.
Respecto a las cosas para bebos me parece el latrocinio mejor montado de la historia del comercio.
Empezando por los precios de la ropa.
Más GRRRRRRRRRRRRRRRRRRR
M.
Argentitina del Relumbrón de los Cielos Soleados -
A mí siguen sin fabricarme la sartén cantora, y no me mola nada de nada porque si son capaces de inventarse una máquina que sirve para afeitarse la espalda, no entiendo el porqué no crean un sartén cantadora con letras con enjundia, de éstas que tienen mucha miga, mucha enjundia.
En mi apodo he dejado el enlace a la máquina en cuestión.
Gru -
Y para bebés venden un montón de cosas que no sólo no son necesarias, sino incluso perjudiciales (y las nece4sarias duaran dos días por su bajísima calidad): menudo negocio tienen montado.
Lo del aspirador supersónico debe ser la famosa vaporetta, que lo aspira todo y echa vapor y hasta marcianos.
Miranda -
(los tampax de cualquier tipo, nombre genérico).
Así que si saben a plátano como si llevan ruedas, vengan esas compresas de los c.
Una pus, que me os voy a contar...una pus...
Estan empeñados en encajarme un aspirador supersónico que cuesta 2.000 eurípides...tendrá orgasmatrón? a ver...
M.
Gru -
No he leído esa web que pones y que vuelvo a enlazar enlazo yo porque te ha fallado el enlace. Pasaré a echar un vistazo.
Argentinita amargada por un trago de té verde recalentau -
Por cierto, a ti o a mí creo que nos ponían en la picota, seguro, :-/
Argentinita con las Bámbolas subidas para que se me vean las pantorrillas -